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Emociones y sintiencia en animales domésticos.

Cómo podemos mejorar el trato hacia los animales a partir de los estudios científicos sobre la vida emocional y la sintiencia

Jimena Mangas

Analizaré algunas definiciones vigentes y voy a proponer algunos marcos teóricos desde donde podemos abordar:

1-la capacidad de sentir y de experimentar sensaciones placenteras y displacenteras de los animales

2-de qué hablamos cuando decimos que los animales tienen emociones

3-si los animales pueden ser felices y cómo podemos como humanos propiciar un ambiente para darles esa oportunidad.

         Considero importante tener en cuenta el aporte de la evidencia científica a estos conceptos para ampliar el término de sufrimiento y mal trato propuesto por la legislación vigente incluyendo a la dimensión mental, y también poder incorporar las necesidades básicas de los animales para alcanzar estados afectivos positivos como formas de evaluación y trato hacia los animales. Estas referencias también sirven como base para tener en cuenta y a partir de aquí proveer educación básica como forma de prevención de actos de mal trato y crueldad hacia los animales.

         Pongo énfasis en que estos conocimientos deberían ser utilizados para mejorar la convivencia y la relación con los animales dado que en todos los ambientes somos los proveedores de todos los recursos y fuente cercana de contacto social. Es en este último aspecto en el que debemos hacer hincapié para evitar actos de crueldad y trato inadecuado.

 

Capacidad de sentir y de experimentar sensaciones placenteras y displacenteras de los animales

 

         El primer concepto que quiero abordar es el de sintiencia, demostrar objetivamente de lo que los animales son capaces es clave para lograr un cambio en las actitudes y acciones humanas, tomando como definición la citada por D. Broom (2010), quien propone que un animal sintiente tiene la habilidad para:

(1) evaluar las acciones de los demás en relación con sí mismo y terceros:

Hay varios estudios[1] que evidencian cómo los animales pueden discriminar entre las emociones positivas y negativas en otros de su especie y en humanos (ovejas, caballos, cabras, gatos y perros), también cómo cerdos, cabras, vacas, ratas se contagian emocionalmente o son afectados cuando un conespecífico está en peligro o padeciendo dolor, y en especies como ratas, simios, monos y perros cómo pueden ponerse en el lugar del otro o tomar perspectiva de su situación ( término que utilizamos habitualmente como empatía) y prestarle ayuda para aliviar su situación.

(2) recordar algunas de sus propias acciones y sus consecuencias:

Han sido evaluadas las capacidades de los cerdos, perros, vacas, primates y gatos de recordar dónde estaba ubicada la fuente de alimento o el lugar en que experimentaron sensaciones placenteras o aversivas. También en caballos, cabras, perros y ratas se demostró la capacidad de comunicar sus requerimientos o necesidades al humano mediante el uso de símbolos (ej.: cabras fueron entrenadas para señalar un símbolo cuando querían agua y caballos para señalar un símbolo cuando querían que les pongan un abrigo); y todos los animales han demostrado tener capacidad de aprendizaje. Esto quiere decir que tienen la habilidad para modificar su comportamiento a partir de la percepción de su ambiente y situaciones vividas (y que este cambio ocurre a nivel del sistema nervioso). No sólo eso sino también aprenden diferentes formas de comunicar sus preferencias y elecciones. Perros, gatos y caballos han sido evaluados sobre el vínculo afectivo que tienen con el humano tomándolo como referente ante situaciones que les dan miedo y confiando en sus señales (como la mirada y el señalamiento, ver Cavalli et al.) para la búsqueda de alimento, como también manifestando comportamientos de angustia y estrés cuando se separan de sus humanos conocidos (Cronin et al., 2012). 

(3) para evaluar riesgos y beneficios:

Los animales perciben el mundo en forma diferente a la nuestra, priorizando generalmente diferentes sentidos (como el olfato y la audición por encima de la visión). Diferentes estímulos pueden ser percibidos como peligro o amenaza y son muy distintos a los nuestros como también son muy diferentes las estrategias que tienen para lidiar o amortiguar situaciones que los estresan. Los animales tratan de evitar toda situación que los pone en riesgo y de acercarse o adquirir aquellos estímulos o situaciones que les da placer o son recompensantes-les gustan (Mendl et al, 2010).

La cognición es definida como mecanismos por los cuales los animales adquieren, procesan, almacenan y actúan sobre la información del medio ambiente (Broom, 2010). Hay muchos estudios que muestran cómo los animales pueden representarse un objeto e ir a buscarlo a partir de una imagen y para esto necesitan tener la habilidad de pensar en el objeto que no está ahí, pero sí está figurado en un dibujo (abstracción). También es conocido el uso de teclados con dibujos (lexigramas) en donde primates y perros pueden señalar y pedir objetos. Otro ejemplo de esto ha sido estudiado en cerdos en una habitación con un espejo como única referencia para encontrar comida. Ellos no sólo encontraron la comida tomando como referencia al espejo, sino que al día siguiente fueron inmediatamente al lugar donde la habían encontrado (para más información ver Broom, 2010). Estos estudios evidenciaron que los animales tenían un concepto de un objeto en ausencia de ese objeto, tenían un concepto de un símbolo o de una ubicación, y pudieron asociar y tocar un símbolo o ir a un lugar de manera causal a la obtención del recurso (para más información ver Narworth et al.).

 

De que hablamos cuando decimos que tienen emociones

 

(4) tener algunos sentimientos; y (5) tener un cierto grado de conciencia

 

         Los mamíferos poseen sistemas emocionales básicos (innatos, e incondicionados) que surgen de áreas neuroanatómicas definidas. Una emoción puede ser definida como un estado temporal provocado por estímulos externos o una situación actual o potencial biológicamente relevantes (de Waal, 2011; Panksepp, 2011 ). Qué emoción se dispara es a menudo predecible por la situación en la que el individuo se encuentra y las respuestas asociadas con diferentes estados emocionales son similares en la mayoría de los mamíferos (Mendl, 2010). Las emociones se manifiestan como respuestas integrales (sistema nervioso central y autónomo) que tienen un componente nervioso, comportamental, fisiológico y cognitivo. Se pueden inferir a partir de cambios específicos en el cuerpo del individuo, los niveles de hormonas, la actividad de los músculos, la frecuencia cardíaca, entre otros. Determinados comportamientos, posturas del cuerpo especie-específicas, vocalizaciones y expresiones faciales son indicadores de manifestación y valor (positivo-negativo) de los estados emocionales (Burghardt, 2019; Boissy, 2007; Ekman, 1994; Mendl, 2005). De esta manera, los individuos se informan y comunican de los estados emocionales de conespecíficos (Preston y de Waal, 2002; de Waal, 2009; Decety et al., 2012) y hetero-específicos (Baciadonna et al., 2019; Smith et al., 2016; Huber et. al., 2017). Estos cambios ocurren como respuesta a un estímulo o situación actual o potencial a partir de cual un individuo puede tratar de evitar o acercarse a dicha situación o estímulo produciendo comportamiento. Desde este marco teórico las respuestas emocionales pueden ser valoradas como positivas o negativas, es decir, producen respuestas de evitación o acercamiento, recompensa o castigo, son placenteras o displacenteras. Estas respuestas son adaptaciones de los organismos al ambiente y actúan como mecanismos cuyas causas regulan y coordinan al individuo para sobrevivir. Los estímulos aversivos o placenteros que producen recompensa o castigo se entienden en el contexto de la eficacia biológica. Podemos saber el valor de la emoción que subyace a la conducta ya que los estados emocionales positivos desarrollarán respuestas del tipo de búsqueda y adquisición de recompensas o ausencia de castigos que aumenten su eficacia y las respuestas evitativas tenderán a minimizar la exposición a castigos o ausencia de recompensa que amenacen la misma (Mendl, 2010).

         Algunos autores proponen que un animal no sólo buscaría evitar los estados emocionales negativos sino tener un mayor número de vivencias positivas (Green et al., 2011; Mellor, 2015; Mendl, 2004). A esto se llama una vida que merece ser vivida (Mellor, 2016; de Waal, 2017). El concepto propone que la calidad de vida debe ser evaluada a partir de las vivencias positivas y negativas que experimenta un animal y que la misma debería tener una tendencia hacia los estados emocionales positivos. Un ambiente con esas oportunidades es el que debería propiciarle un humano a un animal en cualquiera de los contextos de convivencia e interacción.

         Hay varios estudios sobre reconocimiento de expresiones de las emociones en animales a partir del registro de las posturas del cuerpo, vocalizaciones, comportamientos que pueden medirse (ver bibliografía adjunta).

 

Qué necesita un ambiente para que un animal pueda ser feliz

 

         He seleccionado para explicar brevemente un marco teórico que propone cómo se puede evaluar la felicidad animal (Webb, 2108). Este marco estudia cómo evaluar la felicidad en humanos y realiza algunas comparaciones posibles para animales. Básicamente el modelo propone que la felicidad es un estado que se mantiene en el tiempo como resultado entre las posibilidades de una buena vida y de las experiencias vividas, así como también entre factores externos (ambientales) e internos (individuales).

         Se considera dentro de ese estado las evaluaciones o percepciones del individuo vinculadas al grado de satisfacción del individuo. La calidad de vida puede ser percibida por un animal si se plantea como un conjunto de vivencias de estados positivos y negativos. Los animales tienen motivaciones, toman decisiones, y también sabemos que tienen determinadas expectativas sobre un determinado suceso y que invierten mucho de su comportamiento en obtener determinados recursos. Por recursos entendemos aquí tanto la comida y el refugio como el contacto social con los de su especie o con los humanos. Y que en todo esto tienen características propias individuales, lo que podemos llamar personalidad o individualidad de acuerdo con experiencias previas vividas y el entorno de crianza. Los animales también perciben el grado de control que tienen sobre su entorno.

         Los autores proponen 4 características que pueden medirse para abordar la felicidad en animales: habitabilidad (condiciones del ambiente donde vive el animal), la capacidad de vida (potencial adaptativo con el que cuenta el animal para acoplar con ese ambiente), utilidad (la vida en relación con el otro) y la percepción de los resultados. La felicidad sería un balance global de cómo se siente el individuo con respecto a estos aspectos (la frecuencia del placer en todas las experiencias afectivas sostenidas en el tiempo).

 

Como podemos medir estas características (ver cuadro 1) 

 

         Podemos establecer los parámetros o mediciones para abordar una evaluación de la calidad de vida o lo que los autores llaman felicidad (en términos de balance afectivos +). Hay muchos marcos para evaluar el estado de un animal y su capacidad de adaptación al ambiente. Una guía fácil y rápida que elegí para comentar son los 5RM (cinco requerimientos mínimos, adaptados de las nuevas cinco libertades para el bienestar animal, Mangas 2018). Provisiones que deberían tener los animales en su ambiente (adaptación de las 5 libertades del bienestar animal enunciados por el comité de los animales de granja del Reino Unido y mundialmente aceptados desde 1993). A su vez estos requerimientos se pueden enmarcar dentro de las características planteadas por los autores acerca del concepto de felicidad animal.

 

HABITABILIDAD

1.      Provisión mínima de alimentos y agua: una dieta equilibrada que satisfaga las necesidades nutricionales y una presentación adecuada que permita la expresión de conductas predatorias conforme cada etapa de la vida.

2.      Provisión de un ambiente adecuado incluyendo refugio y una confortable área de descanso que den oportunidades para expresar comportamientos según necesidades específicas para la especie.

 CAPACIDAD DE VIDA

3.    Provisión de asistencia sanitaria: vacunación, esterilización, control de parásitos internos y externos, prevención de enfermedades según edad-raza-especie, acceso rápido a la atención veterinaria.

4.      Provisión de protección contra condiciones que puedan conducir al temor, la angustia y/o el sufrimiento mental sostenido (crónico).

UTILIDAD Y PERCEPCIÓN DE RESULTADOS

5.      Oportunidades para expresar la mayoría de las conductas específicas para la especie, incluyendo comportamientos dirigidos hacia conespecíficos y hacia los seres humanos. Promoviendo los estados afectivos positivos y evitando los negativos.

         La propuesta es medir estos requerimientos en el corto y largo plazo para poder evaluar no sólo los estados momentáneos sino también, como sugieren los autores, la capacidad de una vida que merece la pena ser vivida o una vida en estado de felicidad.

Todos estos requerimientos son necesarios para que un animal pueda afrontar su ambiente con calidad de vida. Estos puntos son relevantes a la hora de constatar maltrato ya que amplían el concepto de sufrimiento hasta ahora considerado en la legislación vigente.

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Cuadro 1.Relación entre los conceptos enumerados en el texto e indicadores para su medición objetiva

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