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Estereotipias: indicadores de

evaluación del bienestar animal

Med. Vet. Nuria Kojusner

Bienestar animal es una disciplina científica a la que contribuyen distintas áreas del conocimiento -biología, medicina veterinaria, farmacia, entre otras- y tiene por finalidad evaluar la calidad de vida de los animales domesticados[1]. El bienestar de los animales puede valorarse mediante el uso de indicadores, es decir, de variables que pueden medirse de forma objetiva. Los indicadores de bienestar se dividen en dos grandes grupos: indicadores del ambiente e indicadores del animal. Los indicadores del ambiente incluyen, entre otras variables, el tamaño y diseño de las instalaciones en las que se mantienen los animales, la cantidad y calidad del alimento que reciben, la temperatura a la que están expuestos, etc. Los indicadores del animal son todas aquéllas variables que se miden directamente en los animales o que se obtienen a partir de los registros veterinarios.

Las estereotipias son uno de los indicadores del animal que marca la ausencia de bienestar más utilizados y no hay duda que son muy útiles para evaluar la calidad de vida y tomar decisiones respecto de la situación particular (i.e.: traslado a santuarios, casos de maltrato). Las estereotipias aparecen en animales salvajes en cautiverio -nunca en estado de libertad- o en animales domesticados que viven en condiciones inapropiadas -i.e.: animales explotados en granjas industriales, perros viviendo en hogares en que no se respetan sus necesidades-.

Las estereotipias se han definido de dos maneras:

  1. Conductas repetitivas, invariables y sin función inmediata aparente

  2. Conductas repetitivas, aunque no invariables, causadas por los intentos repetidos de adaptarse al ambiente o por una disfunción del sistema nervioso central

Ambas definiciones coinciden en que las estereotipias son conductas repetitivas. La segunda definición, sin embargo, incluye conductas que pese a ser repetitivas no se realizan siempre exactamente de la misma manera. Además, no presupone que las estereotipias carezcan de función; esto es particularmente relevante porque se ha sugerido que algunas estereotipias podrían facilitar la adaptación de los animales a un ambiente poco adecuado.

      La motivación de las estereotipias es compleja y seguramente varía según el tipo de estereotipia que se considere. En general, no obstante, parece ser que tanto el estrés como la imposibilidad de llevar a cabo algunas conductas importantes para la especie contribuirían al desarrollo de estereotipias.

 

      En el caso de los mamíferos se han descrito, entre otras, las siguientes estereotipias:

  • Estereotipias de desplazamiento, entre las que destaca la conducta conocida en inglés como “pacing” que consiste en que el animal se desplaza siguiendo siempre el mismo recorrido, que repite una y otra vez. En ocasiones, el animal realiza un determinado movimiento en un punto concreto del recorrido, habitualmente siempre el mismo.

  • Estereotipias orales, que consisten, entre otras cosas, en realizar movimientos repetitivos con la lengua o en morder repetidamente un determinado objeto.

  • Movimientos repetitivos de todo el cuerpo sin que el animal se desplace. En esta categoría se incluiría, por ejemplo, una estereotipia que muestran en ocasiones los primates y que consiste en que el animal, estando sentado, desplaza su cuerpo alternativamente hacia delante y hacia atrás.

  • Conducta de acicalamiento excesiva, que puede causar alopecia y dermatitis.

 

Las estereotipias más frecuentes varían según el grupo taxonómico. Así, las estereotipias más usuales en los carnívoros (por ejemplo, leones) son las de desplazamiento, mientras que los ungulados (por ejemplo, ovejas) desarrollan preferentemente estereotipias orales. En cualquier caso, dentro de un mismo grupo taxonómico puede haber diferencias importantes entre especies en cuanto al tipo de estereotipias que realizan y en ocasiones dichas diferencias parecen estar relacionadas con el comportamiento normal de cada especie.  

      Los ungulados son los mamíferos con mayor prevalencia de estereotipias: millones de animales se ven afectados en todo el mundo y se ha estudiado a un mayor número de individuos en este taxón que en cualquier otro (por ej., caballos que tragan aire, cerdas que mastican sin nada en la boca, bovinos que enroscan la lengua y jirafas que lamen paredes). Los ungulados tienen en común el ser primordialmente herbívoros y existe suficiente evidencia que sugiere que sus comportamientos orales estereotipados derivan de su forma natural de buscar alimento. Bergeron y colaboradores revisan tres hipótesis principales respecto del surgimiento de estereotipias. La primera es que la dieta de los ungulados en cautividad no causa saciedad o es deficiente de alguna otra manera (por ej., bajo contenido en sal, proteína o fibra). En ese caso, los comportamientos estereotipados podrían surgir de los intentos persistentes e innatos para encontrar alimento, o incluso de comportamientos aprendidos que ayudan a compensar estas deficiencias (por ej., masticar madera para obtener fibra). Una segunda hipótesis es que las dietas en cautividad demandan muy poco tiempo de búsqueda, masticación o rumia, y los animales quedan con una motivación insatisfecha de realizar estas actividades de búsqueda de alimento. El comportamiento oral estereotipado puede suplir entonces parte de la retroalimentación motivacional que se logra de manera natural con la búsqueda de alimento. Una tercera hipótesis es que los comportamientos estereotipados se inducen a través de los efectos que las dietas artificiales tienen sobre la función gastrointestinal. Se sabe que los alimentos bajos en fibra pero ricos en energía provocan disfunciones gastrointestinales en ungulados, como por ejemplo úlceras gástricas en caballos y cerdos y acidosis ruminal en los bovinos. La masticación anormal y comportamientos similares podrían ser una respuesta a estos efectos, e incluso podrían tener algún tipo de beneficio al producir saliva que ayuda a regular la acidez gastrointestinal.

      El comportamiento estereotipado más común para el público, que puede observar en los carnívoros salvajes que viven en cautividad en zoológicos, es un incesante caminar de arriba a abajo, a lo largo o alrededor de los recintos (‘pacing’). Las comparaciones entre especies arrojan dudas sobre el papel central que se le asigna a la motivación para cazar: ningún aspecto del comportamiento natural de la búsqueda de alimento (‘foraging’) es capaz de predecir la severidad de este comportamiento. Por el contrario, el factor clave parece ser el tamaño de los territorios en los que habitan en estado salvaje. Las posibles explicaciones incluyen que el ‘pacing’ de los carnívoros representa los intentos frustrados por escapar (para buscar alimento, defender el territorio, buscar pareja o por cualquier otro motivo). En otros casos, factores que no tienen que ver con motivaciones específicas como la caza o la búsqueda de pareja sino con el territorio que recorren en su estado de libertad es lo que hace a las especies más propensas a presentar estos comportamientos estereotipados (esto no lo entendí) (por ej., porque el hecho de encontrarse en cautividad las haya convertido en disfuncionales). En este último caso, los factores motivacionales determinarían la forma que adquiere la estereotipia y el momento en el que se observa.

      Al margen de los factores del ambiente que contribuyen a la aparición de estereotipias, existen diferencias entre los individuos de una misma especie en su tendencia a desarrollar estereotipias cuando se encuentran en un ambiente inadecuado. Muy probablemente, estas diferencias individuales se deben tanto a factores genéticos como ambientales. En relación a los factores ambientales, se ha sugerido que un ambiente estresante en las fases iniciales del desarrollo postnatal del animal causaría cambios permanentes en el sistema nervioso central, que resultarían a su vez en una mayor predisposición a desarrollar estereotipias durante el resto de la vida. Por otra parte, el aprendizaje puede estar implicado en la aparición de estereotipias. Concretamente, la presencia de otros animales que ya han desarrollado una estereotipia podría en algunos casos aumentar la probabilidad de que los individuos que aún no muestran estereotipias acaben desarrollándolas.

      Las estereotipias son uno de los indicadores de falta de bienestar más utilizados y no hay duda alguna de que son efectivamente muy útiles. A pesar de ello, y con objeto de evitar conclusiones precipitadas acerca del bienestar de un determinado animal, es interesante recordar que las estereotipias pueden acabar “fijándose” en la conducta del animal si éste las ha realizado durante un tiempo prolongado. Esto significa que cuando un animal muestra estereotipias, siempre debe considerarse la posibilidad de que el ambiente sea adecuado y la estereotipia sea la “herencia” de un ambiente anterior que no lo era. También que las estereotipias pueden aparecer como consecuencia de un proceso de aprendizaje y en este caso podrían no ser indicativas de una falta de bienestar, al menos en el animal que ha “copiado” la estereotipia.

 

[1] Debe diferenciarse el bienestar animal del bienestarismo como posición ética. El primero establece estándares para evaluar las condiciones físicas y mentales de los animales no humanos domesticados -todos aquellos que fueron manipulados genéticamente a través de la cría selectiva para servir a propósitos humanos: compañía, alimentación, vestido, etc.- o de los salvajes que se mantienen en cautiverio. El segundo es un posicionamiento que sostiene que el uso y la explotación de los demás animales no es moralmente problemático siempre que se realice sin crueldad innecesaria. No obstante estas diferencias, es usual que quienes se dedican al bienestar animal sean también bienestaristas. Y, además, las mismas preguntas a investigaciones que se desarrollan dentro de la disciplina bienestar animal suelen estar constreñidas por el bienestarismo. Sin embargo, es posible, y deseable, emplear los conocimientos del bienestar animal de forma tal que sirva para respetar los derechos de los demás animales. En este caso se explica el concepto de estereotipia para evaluar su presencia al momento, por ejemplo, de decidir si un animal sufre de malos tratos o para evaluar los daños que causa la explotación ganadera o en zoológicos. Sobre los límites del bienestar animal ver: Donaldson, S. y Kymlicka, W. (2016). Linking Animal Ethics with Animal Welfare Science. Disponible en: https://animalstudiesrepository.org/animsent/vol1/iss5/5/

[1] Médica veterinaria clínica, UBA. Ha participado como perito en causas penales con víctimas animales, asesorando a ONGs y dicta clases como docente invitada en Ética animal (Derecho, UBA).

[1] Debe diferenciarse el bienestar animal del bienestarismo como posición ética. El primero establece estándares para evaluar las condiciones físicas y mentales de los animales no humanos domesticados -todos aquellos que fueron manipulados genéticamente a través de la cría selectiva para servir a propósitos humanos: compañía, alimentación, vestido, etc.- o de los salvajes que se mantienen en cautiverio. El segundo es un posicionamiento que sostiene que el uso y la explotación de los demás animales no es moralmente problemático siempre que se realice sin crueldad innecesaria. No obstante estas diferencias, es usual que quienes se dedican al bienestar animal sean también bienestaristas. Y, además, las mismas preguntas a investigaciones que se desarrollan dentro de la disciplina bienestar animal suelen estar constreñidas por el bienestarismo. Sin embargo, es posible, y deseable, emplear los conocimientos del bienestar animal de forma tal que sirva para respetar los derechos de los demás animales. En este caso se explica el concepto de estereotipia para evaluar su presencia al momento, por ejemplo, de decidir si un animal sufre de malos tratos o para evaluar los daños que causa la explotación ganadera o en zoológicos. Sobre los límites del bienestar animal ver: Donaldson, S. y Kymlicka, W. (2016). Linking Animal Ethics with Animal Welfare Science. Disponible en: https://animalstudiesrepository.org/animsent/vol1/iss5/5/

Bibliografía sugerida

  1. Bottegal, D., Zimerman, M., Garrappa, G. et alii (2019). “Sistemas productivos porcinos y su impacto en indicadores comportamentales y fisiológicos de estrés”, en Producción bovinos para carne (2013-2017), INTA.

  2. Bergeron R, A Badnell-Waters, S Lambton. G Mason. (2006). In: Mason G, Rushen J (eds). Stereotypic animal behaviour - fundamentals and applications for welfare. 2nd ed. CABI, Wallingford, UK, Pp 19-49. 

  3. https://www.zawec.org/es/fichas-tecnicas/43-las-estereotipias-como-indicadores-de-falta-de-bienestar-en-animales-de-zoologico

  4. https://www.youtube.com/watch?v=lQ5nLeVP9QA

  5. https://www.youtube.com/watch?v=igrMVWqiAio

  6. https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0301-732X2010000200004

  7. https://www.researchgate.net/publication/335231198_Noninvasive_assessment_of_stress_and_personality_in_captive_lions?channel=doi&linkId=5d59e5e9299bf151badeac35&showFulltext=true

  8. https://blogs.ubc.ca/fastereotypies/page-2/page-3/

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